viernes, 11 de noviembre de 2011

Milán

Milán  
(23-7-2010)
Cogimos el tren a las 11 con destino Milán. Durante el trayecto aprovechamos para dormir un poco, aunque yo esos ratitos del tren los aproveché para escribir mi diario del viaje.

Pagamos 3€ por un billete de 24 horas del metro, la verdad es que fue lo más barato hasta el momento. Después de ir al hotel y dejar las cosas nos fuimos al Duomo, aunque tuvimos que bajarnos después de la estación porque Berlusconi estaba en la catedral y por motivos de seguridad estaba cerrada. ¡ Menudo dispositivo de policía, ejercito, etc !




El Duomo es precioso y muy grande. Desde la plaza amplia que hay de frente puedes llegar a la Gallería de Vittorio Emanuele, muy majestuosa y con tiendas lujosas. Dentro de la Gallería había en el suelo un relieve de un toro que según la tradición te da suerte, pero solo si le pisas los testículos y das vueltas, jajajajaja pues los pisamos.

Para unos adictos a la compras como nosotros, en la plaza del Duomo hay unos grandes almacenes , Rinascente, donde encuentras de todo. Dimos un paseo hasta Avenida Buenos Aires ( zona de compras y tiendas) y al volver nos cayó una tormenta de verano increíble. Ya de noche volvimos al hotel con nuestras compras y con la imagen de una ciudad con gente muy fashion.


(24-7-2010)
Como el vuelo de vuelta a Madrid no sale hasta las 21h, queremos aprovechar el día lo máximo posible. Dejamos el hotel y nos fuimos a la estación central para preguntar los horarios de los autobuses al aeropuerto de Bergamo. Allí dejamos la maletas en consigna (4€ por 5 horas)

Nos vamos temprano a ver el castillo de Sforzesco. Es enorme y aunque no lo hemos visitado por dentro, parece muy bien conservado. Me ha gustado mucho.
Nada más salir me ha picado otro insecto, esta vez era enorme. La verdad es que llevo bastantes picaduras de Venecia, así que lo mejor fue comprar un repelente porque en Milán parecen avionetas.


Después del castillo volvimos paseando a la plaza del Duomo y volvimos a entrar en los grandes almacenes para comprar una troley que habíamos visto.
Con nuestra nueva maleta fuimos en busca de las zonas chic de tiendas. La verdad es que Milán no es barato para ir de compras, ni siquiera con las rebajas. Pero no podíamos resistirnos a una sesión de shopping. Cuando no podíamos con nuestros cuerpos, paramos a comer en un restaurante alejado del centro. Nos pusieron una pizza que se salía del plato y a un precio baratísimo, eso si, la coca cola a 4€. Y después tuvimos que dar un súper paseo para bajar la pizza.
Aunque no queríamos que el viaje terminara, tuvimos que volver a la estación a por las maletas. Hicimos un traspaso de ropa porque nos pasábamos del peso y al terminar fuimos al bus que nos llevaba al aeropuerto (9€ por el trayecto y 1 hora de trayecto).

Al llegar al aeropuerto había una marabunta de gente para facturar con Ryanair. Además el vuelo se retraso más de 1 hora y no nos sirvió de nada hacer cola porque al subir al bus que te deja en el avión, no respetaron la posición. Vamos que el final fue un poco desastre. Encima cuando llegamos a Madrid las maletas de Arancha y Pablo no estaban, menos mal que al día siguiente aparecieron. Pero de esta aprendimos lo cutres que son las low cost.

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