miércoles, 28 de diciembre de 2011

Praga

1 al 5 Agosto 2009
Aunque hace ya más de 2 años que hice este viaje, voy a intentar resumir lo que más me gustó, el itinerario, y algunas cosillas de interés. Espero no dejarme nada importante.
Recuerdo que antes de salir preparé el viaje a conciencia. Seguimos las recomendaciones de un bloguero y contratamos un servicio de taxi privado para que nos llevara al hotel. ¡Menudo acierto! Fueron muy puntuales tanto a la ida como a la vuelta.
Como llegamos bastante tarde no pudimos ver nada, aunque con el taxi pasamos por zonas del centro y empezamos a abrir boca.

2 de agosto 2009

Al día siguiente nos levantamos temprano dimos una vuelta por Staromêstskê Námêstí  y vimos el famoso reloj astronómico. Subimos a la torre del Ayuntamiento desde donde se puede ver toda la ciudad.
También hicimos fotos a la iglesia de nuestra señora de Tyn y la plaza de la ciudad vieja.

 

Luego cruzamos por el puente  de Carlos y fuimos dirección al Castillo. Paramos para hacernos unas fotos en la famosa estatua de san Juan Nepomuceno, para que nos traiga suerte. Y comimos en un bar típico y pudimos degustar la famosa cerveza negra.

 De camino vimos varios jardines y pasamos muchísimo calor, porque aunque pensamos que allí no haría más fresquito, la verdad es que sufrimos una ola de calor asfixiante. En la zona del Castillo paramos a recorrer el callejón del oro, algo que te impacta, porque no esperas ver esas casitas de colores con las puertas pequeñitas. Un lugar curioso.

3 de Agosto 2009

El segundo día fuimos a la zona Nové Mêsto, estuvimos en el museo nacional (con una majestuosa entrada y el resto grande y rústico) y la plaza Venceslao. Entramos en las galerías Lucerna y allí descubrimos una exposición de los guerreros de Xián que nos perdimos en Madrid, así que aprovechamos para verla.


Luego fuimos al barrio judío. Entramos en el cementerio y en las sinagogas, como todo turista que se precie. En los carteles del cementerio ponía que no se podía fotografiar si no pagabas una cuota, pero no hicimos ni caso y pudimos hacer alguna foto sin ser pillados.



 
El barrio es bastante chulo y se nota que hay dinerito, porque los edificios son del tipo nobleza y las tiendas de moda más caras están en este barrio. Aprovechamos para comer en un mejicano súper chulo por donde han pasado un montón de famosos (la bodeguita del medio).


Después fuimos hacia Starê Mesto, pero esta vez fuimos dirección a la torre de la pólvora (Prasná Brána). Allí paramos a tomar un trozo de tarta en el salón de té que hay en el edificio Obecni dúm. De aquí guardo la anécdota que describe a los checos. Allá va: nos sentamos en el lujoso café y pedimos 2 refrescos y un trozo de tarta (como para resistirse, las tienen en unos carritos y todas tienen una pinta…) el caso es que nada más traerlo se nos cayó una avispa en el refresco. Educadamente y en inglés le pedimos que nos lo cambiara y el chico con cara de pocos amigos nos trajo otra. Rafa decía que era lo normal, pero yo le dije que por la cara que había puesto nos la iba a cobrar. Y efectivamente lo hicieron. Los checos son gente un poco seca y muy seria. Vamos, de pocas bromas.

4 de Agosto 2009


El tercer día fuimos a  Petrín.  Vimos el muro del   hambre, construido por orden del emperador Carlos IV para dar trabajo a los ciudadanos  y poder salir del hambre y el monumento a las víctimas del comunismo.




Luego subimos en un funicular hacia las colinas. Allí hay una réplica de la torre Eiffel y pudimos pasear por los jardines. También fuimos a visitar la biblioteca de Strahovsky klaster y la iglesia de Loreta ambas en las colinas de Hradcany. En esta zona hay muchas tiendas de antigüedades y sitios para comer muy bonitos y curiosos, ya que la mayoría tienen una terraza interior y aprovechan cualquier rincón para plantar las mesas.

Paseamos por el centro y aprovechamos para perdernos por las calles y  para comprar algunos regalitos, un anillo de ámbar (típico de la zona) y alguna marioneta.






Ya por la noche aprovechamos para ver un espectáculo de teatro negro. Los efectos son chulísimos y el idioma no es un problema porque casi todo es mímica. Resulta muy turístico, pero merece la pena verlo.
Cuando salimos pudimos cenar en una terraza frente al reloj astronómico y disfrutar nuestras últimas horas en la ciudad.


Praga es una cuidad cautivadora, quizás de las más bonitas de Europa. Me encanta el ambiente de sus calles, la arquitectura, los rincones tan románticos que puedes encontrar en cualquier lado. La gente, aunque no es muy amable, te habla en inglés y es fácil entenderse (en inglés claro). Y lo más cautivador,…las marionetas. Las hay de todas las clases, de madera, de papel maché, de cerámica. Algunas dan hasta miedo, pero son todas preciosas. Como venirse sin alguna.